La carga de los Rohirrim, la escena con la que amamos a Bernard Hill

La carga de los Rohirrim, la escena con la que amamos a Bernard Hill

Bernard Hill nos ha dejado, y es imposible olvidar su famosa escena, la carga de los Rohirrim, uno de los momentos más grandes y épicos del cine.


Hay escenas en el cine que nunca se olvidan, que nos hacen sentir un escalofrío cada vez que las vemos y se quedan grabadas en nuestra memoria por su intensidad emocional. Son esos momentos que, por su fuerza o por un conjunto de elementos perfectamente alineados, se vuelven únicos e inolvidables, y por suerte, El Señor de los anillos tiene muchos de esos momentos.

Hoy ha fallecido Bernard Hill, y creo que es un buen momento para valorar como se merece esta escena que, estoy seguro, muchos llevan en el corazón: la carga de los Rohirrim en la batalla de los campos de Pelennor en 'El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey' (2003). Es una escena que ejemplifica el poder del cine para transportarnos a mundos de valentía inquebrantable y sacrificio heroico.

Esta escena es aún más resonante y emotiva hoy, tras la triste noticia del fallecimiento de Bernard Hill, quien nos ha dejado recientemente. Bernard Hill, quien interpretó magistralmente al Rey Théoden, lidera esta carga memorable, haciendo de ese momento uno de los más épicos de toda la trilogía.

Así viví la carga de los rohirrim en el cine

Escuchar el cuerno de Rohan resonar en Minas Tirith cuando todo parece perdido es un momento de pura alegría cinematográfica. Nos une en el alivio y la esperanza de los personajes que están defendiendo la ciudad tras una batalla despiadada, prácticamente asediados por las fuerzas de Sauron. Con millones de orcos a punto de romper la última barrera de defensa de la capital de Gondor, la tensión es palpable.

Gandalf (Ian McKellen) y Pippin (Billy Boyd) comparten un diálogo que parece presagiar el fin. Pero justo entonces, en ese momento crítico, llega el caballo de la caballería: los Rohirrim, y a partir de aquí, la magia del cine hace su efecto:

"Éomer, forma tus Éored en flanco izquierdo. Gambling, sigue el pendón del rey hasta el centro. Grimbold, coloca a tu compañía a la derecha en cuanto superéis el muro. ¡Avanzad, sin temor a la Oscuridad! ¡Luchad, luchad, jinetes de Théoden! Caerán las lanzas, se quebrarán los escudos, aún restará la espada. ¡Rojo será el día hasta nacer del Sol!¡Cabalgad!¡Galopad!¡Cabalgad, hasta la desolación y el fin del mundo! ¡Muerte! ¡Muerte! ¡Muerte! ¡Adelante, Éorlingas!"

El rey Théoden, instantes antes de la carga de los rohirrim.

Los caballos de Rohan irrumpen a través de las líneas defensivas de los orcos, desencadenando una fuerza destructiva comparable a una marea imparable. La furia de los Rohirrim, sedientos de venganza y determinados a derrotar a Sauron para liberar a Minas Tirith, arrasa sin compasión con los ejércitos enemigos. Esta escena hay que verla, no importa cuántas veces, para poder tratar de entender lo que se siente al verla, no te lo podría explicar en mil vidas.

Ahora, con la pérdida de Bernard Hill, esta escena será muchísimo más valorada, estoy seguro de ello, no me cabe ninguna duda, porque ahora es él el que está cabalgando, no hacia la cruda batalla, sino al descanso eterno. Larga vida al rey de Rohan, larga vida al rey Théoden.

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Adonis

Director de contenidos en Súper Ficción - Amante de Marvel Studios, el universo de DC y de Star Wars, aunque escribo sobre lo que haga falta.

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